Pablo Terol Orozco

Orígenes de la novela fantástica: historias que inspiraron a Tolkien

Géneros | Literatura Clásica

Todo el mundo sabe que J.R.R. Tolkien inventó la novela fantástica, ¿o quizá no? Aunque se le conoce como el padre del género, Tolkien heredó una tradición anterior a él por muchos años. Como todo buen escritor, él empezó siendo un ávido lector, y la creación de la Tierra Media no fue sino el fruto de una compilación de ideas, tomadas de distintos autores a lo largo de su vida.Tolkien nació a finales del siglo XIX, en pleno apogeo de la novela realista. El romanticismo, con toda su fascinación por lo mágico y lo antiguo, empezaba a decaer; los autores del momento estaban más interesados por el mundo cotidiano que por el imaginario. Pero la llama romántica nunca se apagó del todo: muchos escritores se negaron a seguir la corriente literaria de la época y crearon obras que, aunque no son hoy tan conocidas como El señor de los anillos, resultaron esenciales en la construcción de la novela fantástica. Hoy os hablaré de los tres que, mi juicio, tuvieron un mayor impacto.

William Morris: un Da Vinci victoriano

William Morris (1834-1896) era una de esas personas que parecía tener tiempo para todo: cultivó la poesía y la narrativa, la pintura y hasta el diseño textil. Fue un hombre muy importante en el panorama político-cultural de la Inglaterra victoriana. Convencido socialista, aunque procedía de un hogar burgués. También se dedicó al estudio y la traducción de mitologías, especializado en las sagas islandesas y nórdicas. Pero, sobre todo, fue primer escritor, del que tenemos constancia, que desarrolló sus historias en mundos completamente imaginarios. E incluso el primero en diseñar un mapa que acompañara a sus novelas.En un intento de imitar los romances medievales, Morris escribió varias novelas de aventuras inspiradas por los folclores que estudiaba. Quizá la más famosa sea The Well at the World’s End. Nos cuenta las aventuras de Ralph, príncipe de un reino ficticio, en su búsqueda de un pozo de propiedades mágicas. Como novela fantástica, es interesante por su lenguaje, que intenta imitar la escritura medieval; y por su estructura odiseica, con un héroe que realiza un viaje de ida y regreso. Este viaje viene marcado por diversos encuentros mágicos, algunos con fuerzas del bien, otros, del mal; y concluye con una gran batalla para recuperar el reino del que procede el protagonista.La obra de Morris tuvo un gran impacto en la escritura de Tolkien, en lenguaje, temas y estructura. También se vio incluida en la lista que conformó El canon occidental de Harold Bloom. Hoy en día se le estudia mayormente a nivel académico, probablemente por lo duros de leer que resultan sus libros para lectores modernos. Pero su obra puede descargarse, de forma legal y gratuita, en la página de Project Gutemberg.

Lord Dunsany: el terrible destino

Edward Plunkett, 18º Barón de Dunsany (1878-1957) fue uno de los grandes de la nobleza irlandesa. En aquel tiempo, Irlanda estaba subyugada a la corona inglesa, pero las corrientes independentistas eran cada vez mayores. Esto provocó un movimiento cultural denominado el “Crepúsculo Celta”: una ola de artistas de todas las disciplinas que revindicaban un regreso a las raíces folclóricas de la nación irlandesa. De allí surgirían autores tan importantes como William Butler Yeats, premio nobel de literatura cuyos poemas se inspiraban en los cuentos y leyendas tradicionales celtas. Y Lord Dunsany formó parte esencial de todo este movimiento.“El terrible destino que aguarda a todos los incautos principiantes de la fantasía”: así es como describe Le Guin a este autor en su ensayo antes citado. Y es que muchos autores noveles del género han intentado imitar el estilo de Lord Dunsany. El irlandés escribía de forma lírica y limpia al mismo tiempo, sin llegar nunca a resultar pesado o recargado. No sería exagerado decir que es uno de los mejores prosistas (si no el mejor) que ha dado nunca el género.Lord Dunsany escribió numerosos cuentos y relatos, que fueron muy influyentes en la futura literatura pulp. H.P. Lovecraft, Robert E. Howard y Clark Ashton Smith se cuentan entre sus lectores más conocidos. Lovecraft en particular presenta varios relatos, como La búsqueda de Iranon, de marcado carácter dunsaniano.Pero su obra más famosa fue sin duda La hija del rey de los elfos (The King of Elfland’s Daughter). Esta novela fantástica, un delicioso ejercicio de prosa poética y sense of wonder, es piedra angular de la fantasía moderna. Tolkien tomó muchos elementos de las descripciones de Dunsany para sus propias tierras élficas. Le Guin la cita como una de sus novelas favoritas, que da nombre a su conocido ensayo. David Eddings, Michael Moorcock, Jack Vance, Neil Gaiman… la lista de autores que bebieron de Dunsany es interminable. Y con razón.

T.H. White: la novela fantástica y el ciclo artúrico

Terence Harbury White (1906-1964) es uno de los autores contemporáneos a Tolkien (y leídos por él) más interesantes. De todos los que he citado, es sin duda el que ha tenido un éxito mayor y más longevo.En worldbuilding, la novela fantástica anglosajona suele inspirarse en las tradiciones nórdicas e irlandesas; pero en su estructura narrativa y personajes, la leyenda artúrica es el pilar básico. Un héroe recibe la llamada de la aventura, obtiene la espada (u otro objeto) de poder, unifica un reino dividido y derrota a la oscuridad. Y la versión de White, The Once and Future King (Camelot en España) es una de las más conocidas e influyentes. White reinterpretó los personajes del mito a su manera: Arturo como un niño rural que ignora su destino, Merlín como el mágico y excéntrico mentor… creando arquetipos que luego repetirían muchos otros escritores. J.K. Rowling o Tad Williams son algunos de los ejemplos más claros.La novela de White empieza como una comedia, una parodia anacrónica de la leyenda. Mas, a media que avanza, el autor profundiza en la psicología de los héroes artúricos, en sus motivos y conflictos, uniendo realismo y fantasía como nunca antes se había hecho. Arturo no es un héroe que persiga su destino a ciegas, sino un hombre complejo, que se cuestiona el por qué de sus acciones. Una de las preguntas que más le persiguen es hasta qué punto resulta justo ser Rey sencillamente por virtud de la fuerza; pregunta con la que White reflejaba conflictos contemporáneos del siglo XX, relacionados con la guerra y el alzamiento del fascismo.

Para terminar

Me gustaría reseñar dos obras que me resultaron de gran ayuda para escribir este artículo.Literary Swordsmen and Sorcerers: The Makers of Heroic Fantasy, por L. Sprage de Camp. Recopila las biografías de algunos de los autores más conocidos entre finales del siglo XIX y principios del XX. Aunque la novela fantástica tiene un papel primordial, también contiene muchos escritores de relato (principalmente, relato pulp). Es un excelente punto de partida para el estudio del género, y recoge muchas interesantes anécdotas.From Elfland to Poughkeepsie, de Ursula K. Le Guin. Este famoso ensayo habla sobre la importancia de trabajar el lenguaje y la prosa a la hora de escribir fantasía. Para ello, Le Guin nos recomienda a varios autores, alguno de los cuales mencionaremos en el artículo. Sirve también como entrada para conocer sus obras.Por falta de espacio, no he podido hablar de todos los autores que cultivaron la novela fantástica en aquellos años. Nombres como E.R. Eddison o Kenneth Morris tendrán que quedarse en el tintero, pero os recomiendo buscarlos si tenéis interés.Por lo demás, ¡espero que el artículo os haya gustado! Y, sobre todo, que disfrutéis de alguna de las novelas de las que hoy os he hablado. ¡Nos veremos el mes que viene!

Pablo Terol Orozco

1 Comentario

  1. Mau

    Me gustó lo leído

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