Ainhoa Urgoitia

Una situación y unos personajes al límite – Carga Maldita

De la Literatura al Cine

Carga Maldita

Hablar de “Carga maldita” es hablar de una de las películas más infravaloradas de la historia del cine. Su director, William Friedkin, venía de dos éxitos de crítica y de taquilla tan enormes como fueron “French connection” (ganadora de cinco óscars) y “El exorcista” (ganadora de dos estatuillas y una de las películas más taquilleras de la historia del cine). “Carga maldita”, en cambio, se vio afectada por el ego de su director, según parece ser, tan insufrible como su carácter y su mal humor, algo que trajo todo tipo de problemas presupuestarios, aumentando sus costes de los 14 millones de dólares iniciales a los 21 finales. La película acabó recaudando en los Estados Unidos únicamente 9 millones de dólares, en parte motivados por las malas críticas como la coincidencia con el estreno de “La guerra de las galaxias” apenas una semana antes, con la consiguiente fuga de espectadores. Debido a esta debacle, la película ha sido casi imposible de visionar durante años, siendo la favorita de entre todas sus obras para el director de la excelente “A la caza”.

Apocalipsis existencial

Carga malditaLa película inicia con un extenso prólogo dividido en cuatro partes que describe el pasado de cada uno de los cuatro protagonistas que acaban en uno de los más cochambrosos pueblos jamás visualizados en una película norteamericana, en sudamérica. Un hombres de negocios corrupto, un gángster, un terrorista y un misterioso y elegante asesino a sueldo, presentan el variopinto grupo de protagonistas, sin ningún tipo de opción de redención ni de reinserción en el mundo civilizado, pero empeñados en un único objetivo común a pesar de las limitaciones legales debido a su condición de fugitivos: conseguir salir de ahí cuanto antes. La explosión de un pozo petrolífero, así como la carnicería humana que esto genera a 300 kilómetros de ese lugar situado al fin del mundo, insta a la también corrupta compañía petrolífera a transportar un cargamento de nitroglicerina en mal estado en dos camiones aún en peor estado a través de la selva con el fin de volar el pozo y apagar el fuego. Para ello se necesitan conductores especializados a cambio de un sueldo 80 veces superior al habitualmente pagado por la compañía, por lo que nuestros cuatro protagonistas ven una escapatoria en su huida hacia ninguna parte. Lo que acontece a partir de ese momento es un infierno de hierro, sol, humedad, lluvia, testosterona y suciedad, sin ningún tipo de concesión, en un guión en el que nadie está a salvo.A menudo prescindiendo casi por completo del diálogo, Friedkin nos presenta secuencias tan magistrales como aquella en la que los camiones deben pasar por encima de un destartalado puente sobre un río en mitad de una tormenta. Sólo dicha secuencia requirió de tres meses de los diez que duró el rodaje, siendo su resultado en pantalla algo tan tenso como visualmente visceral e inolvidable. Friedkin no reparó en gastos. Prescindió de estrellas en el reparto (estatus al que tal vez sólo se acercaba un espléndido Roy Scheider recientemente salido de los éxitos de “French connection”, “Tiburón” o la posterior aunque también magistral “Marathon man”), llegando incluso a contratar a Francisco Rabal en el papel del asesino a sueldo Nilo, en su primer papel hollywoodiense, actor que era la primera opción para Friedkin en “French connection” para el papel que finalmente hizo en aquella joya Fernando Rey. Todas estas arriesgadas decisiones dieron al traste con la viabilidad económica de la cinta para la que Universal tuvo que unirse a la Paramount para poder costearla. Narrada con vigor, con una planificación y montajes magistrales, y con un nihilismo cercano a la literatura de Cormac McCarthy o al cine de perdedores de Sam Peckinpah, “Carga maldita” es una magnífica película, áspera y sin la menor intención en hacer amigos. Buen ejemplo de ello es su escasa en minutaje banda sonora electrónica, totalmente abisal, obra del grupo Tangerine Dream. En “Carga maldita” no hay ni buenos ni malos, sólo malos o gente pobre.

El libro y la película

Carga malditaLa película está basada en la novela “El salario del miedo”, de apenas 200 páginas, escrita por Georges Arnaud. Siendo su primera novela, escrita en una época de pobreza y ruina en Guatemala, su éxito fue tal que consiguió dedicarse a escribir libros el resto de su vida. La novela describe con parsimonia el grupo de un grupo de inadaptados que quieren salir del extremadamente pobre pueblo sudamericano en el que han ido a parar, sin ahondar explícitamente en el pasado de cada uno de los protagonistas pero haciendo hincapié en el halo trágico y poético que desprenden. Por otra parte, es magistral leer las largas parrafadas referidas a la “chapa ondulada”, expresión que hace referencia a varios kilómetros de carretera con ondulaciones que pondrán aún más en peligro el destino de los protagonistas. Otra de las grandes diferencias entre el libro y la película están en la maravillosa set piece en la que los protagonistas deben hacer frente a ocho árboles caídos en el camino, algo que en el libro se trata de una enorme piedra, solamente. La maravillosa prosa de Arnaud hace que los sentimientos de los conductores, los frenos, los amortiguadores y los neumáticos hagan un solo ser. Si la novela está más preocupada por el halo poético de los decadentes protagonistas y de la tensión, la versión cinematográfica de Friedkin parace más preocupada en concentrar la tensión en varias secuencias y centrarse más en el nihilismo y la desesperación de su propuesta.

Georges Arnaud y el cine

La novela de Arnaud contó previamente con una adaptación al cine de la mano de Henri Georges-Clouzot, el director de la también magistral “Las diabólicas” titulada igual que la novela. La película, una de las cimas del cine europeo, contó con una puesta en escena de un gusto exquisito y de un uso del suspense que hubiese hecho palidecer al mejor Hitchcock. Podríamos decir que la misma historia dio pie a tres inconmensurables obras de arte: la novela de Arnaud, el film de Clouzot y la poco convencional obra de Friedkin.Trailer:

Ainhoa Urgoitia

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